Las investigaciones cuyo resultado se publican en este libro apuntan a ubicar a la donación en el centro de la reducción y, por lo tanto, de la fenomenología. En este sentido, ellas conservan un vínculo con los trabajos más antiguos de Jean-Luc Marion que, acaso sin saberlo, las presuponía. En principio, además, ellas deben hacer posibles otros avances, en vistas a determinar lo que, sin el ser, viene después del sujeto. En esta dirección la fenomenología ha venido a asumir el papel mismo de la filosofía toda. Luego de que Nietzsche llevó a su término y cumplimiento todas las posibilidades de la metafísica, la fenomenología ha emprendido un nuevo comienzo. Al postular la liberación de la presencia, la fenomenología colma la expectativa metafísica y, a la vez, la suprime. O, al menos, lo pretende, pues la presencia, donada sin reservas tradicionales, impone sus exigencias. Ello obliga a tematizar, como lo hace Marion, la donación misma.