Cuando en 1965 la crítica aclamó la publicación del largo poema autobiográfico Briggflatts -Cyril Conolly lo calificó como el mejor poema escrito en inglés desde Four Quartets de T.S. Eliot-, se redescubrió a un excelente poeta que había permanecido en el olvido. Compañero de generación de Louis Zufovki y discípulo de Ezra Pound, vivió en París de los años veinte, en Italia con Pound y bordeó la indigencia en Nueva York. Poco a poco iba fraguando un obra poética muy rigurosa y personal, alejada de las modas de entonces, que le concedió una reputación de poeta difícil y maldito pero que no lograba la atención que merecía. Durante unos años vivió en Irán como agente de los servicios secretos británicos, luego estuvo en Canarias, hasta que sus sempiternos problemas económicos le obligaron a volver a Northumberland natal. Edición bilingüe.