PRADOS, construida en el siglo IX durante el reinado de Alfonso II el Casto en el noreste de la capital del Principado, es, junto con las otras iglesias prerrománicas de Oviedo y los monumentos del reino de Asturias, patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Un reconocimiento que debe al carácter único de estos edificios dentro del contexto europeo. Se levanta sobre una planta basilical de tres naves, un transepto que supera en altura la nave central (algo excepcional hasta ese momento) y cabecera tripartita y recta que sigue el modelo de las iglesias del arte de la monarquía asturiana, en cuyo exterior destaca una cámara supraabsidial con una función discutida y que presenta una ventana trífora (tres arcos).