Una mirada multidisciplinar y humanizadora al fenómeno del duelo.

La mirada al fenómeno del duelo necesita una profundización desde la filosofía, la antropología, la teología y la pastoral. Esto es lo que ofrece este libro, elaborado desde una perspectiva humanizadora y partiendo del acompañamiento personal, y que reclama una acción pastoral específica cimentada en la genuina compasión propia del buen samaritano y en la profesionalidad de quien conoce, escucha y acompaña en la compleja y siempre personal problemática del duelo. Una obra, pues, que puede ayudar a quienes, desde el entorno parroquial y hospitalario, y también desde el ámbito funerario, tienen que afrontar las situaciones de muerte y duelo, para que sean capaces de ofrecer a las familias consuelo, solidaridad, compañía, resiliencia y esperanza.Abreviaturas y siglas Prólogo Introducción 1. Duelo, aproximaciones humanas y eclesiales 1. Aspectos generales del duelo 2. Duelo en la edad antigua 3. El duelo en la vida de la Iglesia 2. Fundamentos y espiritualidad de la pastoral del duelo a la luz del magisterio del papa Francisco 1. La pastoral del duelo como signo de los tiempos 2. Fundamentos de la pastoral del duelo a la luz de la parábola del buen samaritano (Lc 10,25-37) 3. Dimensiones eclesiales en la pastoral del duelo 4. Espiritualidad de la pastoral del duelo 5. A la luz del magisterio del papa Francisco 3. La praxis de la pastoral del duelo 1. Comprensión de la palabra «pastoral» 2. Acompañamiento pastoral en duelo 3. Operatividad de la pastoral del duelo 4. Los nuevos púlpitos de la pastoral del duelo Conclusión BibliografíaLa pastoral del duelo, tan antigua y tan nueva, tiene un gran desafío por las circunstancias que rodean la realidad del duelo en nuestro tiempo: ha ido mutando la percepción del sentido de la muerte, incluso hasta hacerse un auténtico tabú; el fenómeno de la urbanización ha llevado a la desocialización y desritualización del duelo, llegando a la desaparición de los añejos rituales de duelo y luto; los mismos cambios en la familia, sede natural de elaboración del proceso de duelo, que se presenta cada vez más fragmentada, dispersa, disgregada, disfuncional y hasta rota, lo ha dejado desamparado; a ello hay que añadir la «epidemia de la soledad» de sentido existencial y de visión de trascendencia; la pérdida del sentido cristiano de la vida, de la muerte y de la misma vida eterna. El resultado de todo lo anterior es evidente: la muerte deviene disociada de la vida. (de la Conclusión)