®Si vives, y no hay que ser gineta o gata montesa, el rasgu¤o est asegurado. Incluso en el paseo m s inocente por el Monte de lasCenizas, sin intervenci¢n de la voluntad, el aladierno, el palmito ola esparraguera de dunas pueden lastimarnos. Heridas superficiales,sin duda. Como mucho, el roce con un altramuz del diablo o con unaacelga borde no pasa de la piel. No se adentra. En cambio, la palabrade Julia Moreno, autora de ?Mujer isla', a£n adornada por la bellezasimple de una azucena de mar, es de una terminante y elementalfranqueza. Picotea la dermis, casi con inocencia, para inflamar deseoe ira, y tomar nuestra vida, con todas sus consecuencias. ?Llevo r¡ospor dentro?. Y mares! Po?tica de la advertencia en este libroenglobador. ?Tengo un barco en la mirada. / Esperando viento?¯.Manuel Madrid, extracto del pr¢logo.