No somos gilipollas es un ensayo luminoso que nos invita a emprender un viaje en que el humor, el desparpajo y la ironía nos guiarán hasta una gran carcajada.

Catalanes, andaluces, gallegos, vascos, madrileños y todas las demás perlas del Estado son los protagonistas de esta radiografía divertidísima de nuestras costumbres, nuestra cultura y, por qué no, nuestros defectos, que a menudo se convierten en la mejor arma para salir adelante. Porque, aunque parezca que son muchas las diferencias que nos separan en este imperfecto país, Bruno Oro nos propone unirnos para hacer frente a un enemigo común: la crispación provocada por la ineptitud, la manipulación, la desvergüenza y la ambición de los políticos y los poderosos.

«Aunque a veces tengamos la sensación de que se nos mean desde arriba, quisiera demostrar que la mayoría de los habitantes de este país surrealista que habitamos no somos gilipollas».

Bruno Oro nació con ADN de cómico. Debutó a los 12 años imitando a los profesores de su colegio, y con solo 16 años estrenó su primer monólogo en un bar. Luego estudió Arte Dramático en Barcelona y Londres. A los 22 años se estrenó con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde conoció a Clara Segura, su pareja teatral en numerosos montajes propios y en la serie Vinagre, que triunfó en Youtube. Su éxito en televisión con sus imitaciones en los programas Polònia (Premio Ondas 2007) y Crackòvia, le llevaron a obtener el Premio Zapping al mejor actor en 2016. Estrenó su vocación musical como cantante y pianista con el álbum Napoli, al que siguieron tres discos más de canciones propias. Ha publicado dos novelas: Tú buscas amor y yo cobertura y No me invites a tu boda. Sus vídeos en Instagram se han hecho virales durante la pandemia.