Ángel Petisme, poeta y cantautor, se desplazó a Bagdad en febrero de 2003, junto con la Plataforma de Mujeres Artistas, con la intención de parar una guerra y llevar una sonrisa y una canción a las víctimas de un drama que todo el mundo deseaba que no llegase.El resultado de ese viaje tiene forma de un diario que esta vez sí tiene moraleja.