"El ayer esta muerto" o "La vida debe vivirse hacia delante, pero solo puede entenderse hacia atrás" son dos frases de Miles Davis que aportan claves sobre su personalidad y sobre los caminos que siguió su música. De hecho, su aversión a repetir lo ya hecho fue uno de los factores que le convirtieron en protagonista e impulsor del panorama jazzístico durante casi cinco décadas. Todo ello queda descrito con mimo en este Miles Davis. La biografía definitiva, complemento explicativo de la abrupta autobiografía del trompetista, escrita en colaboración con el poeta y periodista Quincy Troupe (Ediciones B, 1991). Aunque este volumen se publica ahora en castellano por primera vez, la edición original se remonta a 1982, si bien se amplió en 1998 con un extenso repaso a la última etapa de Davis. Ian Carr, también trompetista y representante de la escena de fusión jazzística británica, hace un repaso riguroso y documentado a la carrera de una de las voces más destacadas de la historia del jazz. El autor cita la convulsa vida de Davis para explicar los vaivenes de su evolución artística y añade a sus argumentos didácticas explicaciones técnicas sobre la música. El resultado es un texto de fácil lectura cuyo único lastre es la profusión innecesaria de datos sobre giras en la extensa addenda sobre los últimos años de vida de Davis, que murió en 1991. Es también en esta parte donde Carr, en su denodada defensa del último periodo del trompetista de San Luis, y para contradecir ciertas convenciones críticas que denostaron este periodo, vuelca la balanza y llena su prosa de una sobredosis de superlativos. No obstante, su proximidad al mundo davisiano le permite aportar nuevos datos sobre la compleja idiosincrasia y los resortes creativos del autor de Kind of Blue. De los testimonios recogidos en el libro se extrae que Davis era un tipo contradictorio, irascible pero entrañable, irritable y en muchas ocasiones irritante. Paradójicamente, la contención y el silencio fueron los vectores que delimitaron muchos de los pasajes de mayor intensidad emocional de su obra.Este minucioso retrato de una de las personalidades más relevantes de la música del pasado siglo se completa con la transcripción de algunos solos de Davis, una bibliografía, un doble apéndice discográfico (la primera parte extraída de una compilación de Brian Prestley) y un DVD con un extenso concierto de 1988 en Múnich.