Desde el tenue aviso con que Wilcock le advierte en dedicatoria privada a Silvina Ocampo ("este libro en tan raro castellano") hasta el adverso milagro de su recepci?n en 1974, cuando se publica la primera vez, El caos es uno de los referentes m?s importantes y vivos de la narrativa argentina, como El juguete rabioso, La invenci?n de Morel y Ficciones. A eso contribuye su condici?n de libro de cuentos inestable. Todo en El caos permanece en estado de transformaci?n: los personajes, las tramas, las escenas, las situaciones y, sobre todo, la lengua. Esa vibraci?n previa, esa inminencia, insin?a el escritor que Wilcock ser?, y abarca ya la obra futura: El estereoscopio de los solitarios, El ingeniero, La sinagoga de los iconoclastas. Tanto si se trata de un magnicidio, de una fiesta depravada, de unos animales voraces y fant?sticos que acechan en el parque Lezama o de un recuerdo de juventud, Wilcock sostiene con su estilo una diversidad de mundos y criaturas que perduran sin ambages en la memoria de los lectores. Esta tercera edici?n aumentada, al cuidado de Ernesto Montequin, reproduce la segunda publicada en 1999 y a?ade dos narraciones nuevas.