Creo poder afirmar que la amistad develada en estas cartas implicaba un conocimiento relativamente profundo de sus respectivos trabajos, cuyos temas, por lo dem?s, se cruzaron en m?s de una ocasi?n. Benjamin y Auerbach fueron grandes misivistas, bella palabra que para la RAE todav?a no existe. Sus cartas son el testimonio no solo de una amistad en tiempos de horror, sino de sus respectivas supervivencias. Ellas testimonian tanto una amistad pr?cticamente desconocida para gran parte de la intelectualidad contempor?nea, como la muerte de una ?poca en que la redacci?n de cartas ten?a un lugar central.