El mar como metáfora del eterno retorno y de perpetuo movimiento de la existencia; el mar de la inmensidad, horizonte de ausencias surcado por las aves y los barcos, siempre lejos; y el mar de todos los días, del puerto y de la playa con su trajín a lo largo de las estaciones. No es el mar del ser amado que se alejó en una cantiga. Es el mar con los pies en la tierra, en laarena, donde se confunde lo incontable con lo infinito, añicos de montañas triturados en el tiempo con conchas, espinas, esqueletos...