En ?Ríos de carretera?, poemario dividido en 18 afluentes, el lenguaje se vuelve materia; se haceasfalto, tela o cristal, y a la vez sirve como panorama de la ciudad misma, de ese paisaje de estructuras delque somos parte. A vista de pájaro o desde el interior, las palabras de este libro se entremezclan como en unacomposición musical, de cuyo ritmo surgen semáforos desteñidos, paseantes, edificios-árbol, un ciervo conpupilas de estrella. Palabras que desembocan en sí mismas y dibujan un río de carretera donde un pezdeja su estela.